sábado, 14 de mayo de 2016

Se nos fue el tren

    Durante esta semana en varias ocasiones he pensado que no sobreviviríamos. Ya el cansancio había llegado y las ganas de salir corriendo eran muchas. Haciendo un análisis del pasado año veo que se hizo mucho. Que logre menos de lo que deseaba, pero lo que aprendí de mis jóvenes maestros fue mucho.
    Cada uno de ellos (135) fue un regalo, muchos aún no entienden que son importantes por ser quienes son, pero de seguro tendremos otra oportunidad de chocar… en este camino que ha demostrado ser para nada aburrido.
    Lo que sí me ha quedado claro es que un fenómeno que me pareció exquisito, mi comunidad de salón hogar, demostró haber crecido en comprensión y aceptación de unos a otros. No sé si fue la combinación de estudiantes, que estoy seguro que más del 80 por ciento del éxito se debe a ello. O el yo seguir el ejemplo de mi guía. Sí sé que en muchas ocasiones me pregunte qué haría ella en mi situación. Primero, sonreír, segundo aceptar… tercero amar incondicionalmente… que es lo más difícil y luego hablar.  Creo que del uno al diez me doy un 7, me falta mucho por aprender… pero si me quedo claro que uno de los temas a investigar es este desarrollo intrínseco sobre la creación de comunidad.

   Esta semana nos despedimos y escuchar mis palabras siendo citadas por mis estudiantes, el verlos llorar entre ellos, conmigo y aceptar las palabras de otros, mientras se consuela el alma  herida, me ha demostrado que ha sido un inicio espectacular… 

10 Ámbar 2016



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